domingo, 30 de septiembre de 2012

Un poema olvidado

En ese rincón solitario te encontrabas,
mi alma te observó sigilosamente,
tú corazón se percató de aquello inmediatamente;
amarte jamás fue un pecado, fue algo diferente.

Salí de allí olvidando lo sucedido,
la cobardía pudo conmigo,
me ahogo en su maldita manía;
me mato con su maldito olvido.

Tú corazón es como una taza diminuta,
una que jamás podrá cumplir su misión,
una que por más que recuerdes,
siempre te enterrara en el olvido.

Entonces te busque con desespero,
mis pasos eran marcados con pena ajena,
con lágrimas corriendo por mi rostro,
decidí olvidar, antes de convertir mi alma en arena.

Recorrí lugares solitarios,
quejándome de mi dura proeza,
la respuesta era algo de libre albedrio,
pero mi alma estaba quebrantada.

Realmente jamás importó lo que tú dijiste,
ni lo que yo pude haber dicho de forma insensata,
lo que siempre importara en esta mente insana,
es que lo que realmente importa es el presente.

 Aunque siempre estas presente en mis pensamientos.