martes, 9 de octubre de 2012

El Ritual del Olvido


     Por el bosque caminó siempre buscando el destino que le había sido arrebatado aquella tarde de abril. Una lágrima por su mejilla, le hacia recordar momentos que desearía haber dejado en el pasado, y aunque bien sabía que debía buscar tranquilamente ese destino que ya había escrito con su propia sangre, no se encontraba seguro si era el camino correcto. Sólo se dedicó a observar su alrededor, a tratar de meditar como años atrás lo había aprendido a hacer pero que había olvidado su objeto, a tratar de pensar en lo que ya estaba hecho; era el momento de reaccionar, de vivir en el presente.

     Al final de cuentas siempre los seres mágicos tienen formas mágicas de pensar, trataba de analizar el porque de su cruel presente. Era la única manera de poder salvar algo de ella, de aquel bello espécimen que había observado durante años en absoluto silencio, tanto físico como espiritual, y realizar aquel ritual de limpieza que acabaría con su propia vida de la manera mas dolorosa posible.

     Camino con temor, pero a la vez lleno de valentía porque bien sabia que era la única salida para sus verdaderos deseos. Cuando se inicio en las artes de la magia simplemente lo guiaba su gran deseo de poder, nunca se imagino que al contrario terminaría esclavizado al verdadero amor. Llegó al sitio pautado, abrió aquel libro con gran respeto, y empezó el ritual al cual estaba destinado.

   Este era un ritual diferente a todos los que se encontraba acostumbrado, generalmente llenos de sexo sin sentido y masturbación colectiva, este le permitiría observar cinco segundo antes de su muerte cual fue el error cometido, y así a cambio de su vida, su ser complementario podría vivir tranquilamente, sin recordarlo, sin sufrir por haberlo perdido, ya que lo que nunca se tuvo, jamas hizo falta.

    Entonces, mientras las palabras y las pociones preparadas iban mezclándose en las porciones exactas, sentía como su cuerpo iba muriendo, y su alma era cobrada como paga por aquel acto de injuria, aunque sentía que era lo correcto, era el pago por haber hecho que botara una lágrima cuando prometió jamas hacerlo.

    Ya cuando aspiraba su última porción de aire, pudo darse cuenta de lo equivocado que estuvo, que jamas podría ser feliz, así el no estuviese, porque su destino era guiarla por caminos desconocidos, no por los que el creyera seguros. Su muerte fue en vano, su alma se perdió en el olvido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario