viernes, 25 de diciembre de 2009

Represalia Moral Mortal

Con aquella esencia que olía a sinceridad, caminaba en sus pensamientos ociosos. Siempre recién bañado y afeitado, sin una grosería en su léxico, sin un mal pensamiento en su mente, sin un gesto de inconformismo por la vida. Siempre puntual, trabajo decente, sexo aceptable según sus amantes; siempre moralmente correcto según los mojones del mundo irreal. Una lagrima en su rostro, producto del sufrimiento causado por un amor no correspondido, sus ojos cierra para meditar: imagina un gran pasillo, paredes blancas y vacías, piso pulcro, con una línea en medio de sus pies que apuntan hacia su frente, camina unos pasos, empiezan aparecer puertas marcadas con números romanos una tras la otra. Sentía la tentación de abrirlas, así que respirando profundamente abrió de “I”, era el día de su nacimiento, un día de octubre, con su madre en aquel hospital presenciaba su propio parto. Así siguió recordando momentos de su vida, sobre todo su niñez, como esperaba la llegada de San Nicolás lleno de soledad. Recordó aquel día que intentó suicidarse cortando su yugular con una hojilla, recordó su primer coito, el único importante pensaba, ya que los demás sólo son un producto de un acto repetitivo.
Recordó el día que tomó su primer cigarrillo, ese que fumó porque vio a los demás hacerlo, también recordó a esas novias de su pasado, esas a las que había enamorado para sentir un orgasmo sin pensar quienes eran, sin importar que pensaban, al final de cuenta era sólo sexo y una persona que a la primera entrega su privacidad no merece más que ser utilizada; ese era su pensar. Siguió meditando, recordando idioteces que lo habían convertido en aquel hombre correcto lleno de inconformismo, sin querer pensarlo (qué pensarían los demás), hasta que llegó a aquella puerta, la CXI:
---¿Por qué tus ojos están tristes? Bueno es lo que veo, porque tu boca intenta sonreír.--- Fue lo primero que por sus labios salió, en el comienzo de aquel amor de tres días, aquel que cambiaria muchas de sus dogmas mentales.
---El motivo no importa. Tu nombre es Frederick, ¿Cierto?--- Preguntaba ella como si no supiera su nombre, como si su estrógeno en un pasado tal vez cercano no la hubiese obligado a memorizarlo cuando, observando las fotos de su esposo con su mejor amigo algo vio en su mirada. Bien sabía que en aquellos ojos llenos de inconformismo y un toque de demencia, se encontraba algo que la atraía; debía averiguarlo.
---Ciertamente, ese es mi nombre, supongo que Rodrigo te lo digo, ¿son amigos?--- también decía no conocerla, aunque bien sabia quien era, prefirió no conocerla, era peligroso, es bien sabido que amigotes y esposas nunca pueden llevarse, sobre todo si aquel es un inseguro incapaz de mantener una relación más de una semana.
--- Soy su esposa, bueno su ex, estamos en proceso de separación--- acotó mostrando su disponibilidad, debido a la infidelidad de su esposo, buscaba venganza, ese idiota era perfecto; que mala decisión tomó, aunque su alma le pedía retroceder, escuchó a su razón.
---Pues Rodrigo es un loco, ¿dejarte? Nunca en su vida encontrara una mujer tan bella como tu--- picando su ojo dio media vuelta sabiendo que había sembrado de manera correcta la semilla de la picardía, ella sonrió mientras se sonrojaba.
Terminó aquel encuentro con impotencia en ambas partes, en aquella guerra que cualquiera de los dos estaba dispuestos a perder. Pero ella no estaba dispuesta a dejar pasar aquella oportunidad, perfecta para esa venganza de muerte.
Observó en su ejercicio de meditación aquel mensaje que llegaba a su celular, ya que en uno de esos encuentros de sexo de despedida a su ex le había robado el número. Ese mensaje expresaba inseguridad en sus palabras escritas, se notaba a leguas que cada uno de esos 160 caracteres, habia sido colocado de manera quirurgica. Debía decir que quería sexo con él, sin parecer desesperada, sin decirlo de ser posible, que fuese él quien le rogara para ella poder vengarse. Dejar el motivo del mensaje a la suposición y a la picardía, esa que la había enamorado en aquel primer encuentro sin darse cuenta; en ese brillo tan peculiar en los ojos que utilizan las almas iguales para reconocerse. Así fue recordando el carácter de ese amor imaginario, una barrera que no permitía encuentros físicos. Entre y otros movimientos estratégicos por ambas partes en la guerra, termino en amor utópico lo que tuvo que haber sido sexo casual y vengativo, según fuera el caso.
Estaba escrito debido a sus malos inicios, tener un final prematuro; así que terminó como una telenovela mexicana. Hubo lágrimas, reencuentros, más lágrimas, reencuentros con coito incluido, la verdad fue que hicieron lo que estuvo en sus manos sin abusar de su paciencia para poder continuar con aquello que debió haberse quedado como un juego. En la despedida, ambos con lágrimas juraron por lo menos seguir una amistad duradera; juraron en vano, la distancia de una barrera social es propicia para el olvido.
Aun en aquel ejercicio de meditación, observó lo que sucedió meses después en aquella reunión a la cual se vio obligado a ir; la fiesta de cumpleaños de Rodrigo. Para su no sorpresa, ya que era de suponerse: ella se encontraba allí, se saludaron afectivamente y se preguntaron esas mismas cosas sin importancia, esas que dice la sociedad siempre se debe saber de los demás, cosas como el trabajo y las relaciones humanas. Hubo algo que si fue para su sorpresa, Rodrigo se había enterado de la relación no satisfactoria entre su esposa y él, es más, que el sentimiento que su esposa sentía por su entonces amigo era lo que impedía una reconciliación, bien sabía que era aquel fantasma el que le recordaría a su esposa todo aquello que él era incapaz de darle, por lo menos una que le permitiera decir que seguían siendo marido y mujer; en la sabanas ya todo estaba dicho. Con ayuda del etílico, manipuló con sus propias palabras las de su enemigo silencioso, obtuvo una herramienta perfecta para sacarlo del camino.
Luego de unos días, se enteró que ella creía que él había dicho lo que está más que claro, él sería incapaz de decir; por deducción supo quien había envenenado el alma de su querer tormentoso. Ese fue el detonante para volver al mundo real, salir de aquel ejercicio de meditación que lo había hecho recordar su pasado, ese que ya debería estar enterrado en el olvido; lamentable, el amor nunca que olvida, ese fue su aprendizaje. Como bien sabia un impulso no se puede pensar dos veces, tomó el puñal con manilla de plata, ese que su amigo patán le había regalado años atrás; seria esa la herramienta perfecta para saldar cuentas.
Fue un viaje de unas cuatro horas hasta que llegó a la casa del infortunado, esperando en la licorería que estaba en frente de aquel hogar, una cerveza tras otra para llenarse de valor para lo que pensó, debía hacer sin vuelta atrás. Unas veinticuatro cervezas después, lo vio venir caminando de su trabajo, distraído, caminando en un mundo distinto al que vivía su amigo traicionado. Salió corriendo al verlo con su puñal en la mano, enterrándolo de forma seca en su hígado, al darse cuenta de lo que había hecho, salió corriendo, con sus manos llenas de sangre ajena. Aquel murió lenta y dolorosamente minutos después, con una sonrisa en su rostro porque al observar a su agresor se dio cuenta que valía la pena morir, al final de cuentas, ya él lo había matado en vida tiempo atrás.
No hubo testigos, porque fue sigiloso en su huida, así que nadie debía enterarse de lo que sucedía, pero su conciencia manipulable ya era suficiente castigo. Compró una botella de ron para olvidar, pero ya lo suficientemente ebrio como para sentí dolor, cortó su rostro con el mismo puñal con el que había matado a su amigo. Ese sería su recordatorio de que su alma se encontraba contaminada por el odio. Unos días después murió solo en aquel hospital gracias a una cangrina, sin una lágrima, era un desconocido que moría a los deseos de los demás para que desocupara esa camilla para un enfermo que si tuviera quien lo llorase; en su locura propiciada por hacer siempre lo correcto se había dejado consumir por sus demonios mentales. Abrió sus ojos de nuevo, esta vez se encontraba su amigo asesinado frente a él. Este le explicó que debido a sus actos, estaban condenados a ser almas en pena por querer escribir su destino.

3 comentarios:

  1. un auténtico drama, sí señor, sigue dándole a la pluma.

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  2. primero que nada, gracias por leerme. Apenas me coloque al corriente de la cortas vacaciones, empezare a trabajar en mi proximo cuento.

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  3. Volviendo a las andanzas. Gracias amigo, tomare en cuenta tu valioso consejo. Saludos

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